Ya en febrero de 1896 se utilizaron rayos X en medicina para observar los huesos rotos: la primera observación de este tipo, una fractura en el brazo de un paciente, se llevó a cabo por dos médicos en el Dartmouth College en los EE.UU. Muy pronto, se encontraron otras aplicaciones, incluyendo el escáner de equipajes por los funcionarios de aduanas.
Los rayos X atrajeron la atención de muchos médicos que luego los emplearon para diagnosticar fracturas y cuerpos extraños dentro de los tejidos. Al final del siglo XIX, la medicina presta especial atención a la patología de los órganos individuales. Las continuas mejoras de la técnica permitieron a los médicos tomar fotografías de rayos X de todos los órganos internos a través de "medios de contraste" -sustancias opacas que se veían en las radiografías. Los rayos X también se utilizaron para terapia, por ejemplo en el tratamiento de enfermedades de la piel. Sin embargo, pronto se supo de que se requería radiación de mayor energía para esos fines.
Los rayos X cobraron realmente prestigio durante la Primera Guerra Mundial. Marie Curie, junto con su hija Irene, estableció una red de centros médicos radiológicos para ayudar a mejorar el diagnóstico de fracturas y enfermedades pulmonares entre los soldados. Además, había muchos vehículos especializados con aparatos de rayos X (llamadas "Les Petites Curie") cubriendo los campos de batalla. Marie Curie escribió un libro sobre esto: "Radiología en la guerra" (1921).
Estos rayos provienen en parte de la fluorescencia excitada en los átomos del metal, y en parte del llamado efecto de la radiación Bremsstrahlung. Éste último efecto aparece como el resultado de los rápidos cambios de dirección de los electrones en las proximidades de los núcleos atómicos del metal.
Otra forma en la que los rayos X se pueden producir es mediante la interacción del electrón inicial de alta energía con un electrón de una capa más interna del átomo, dejándola libre. Uno de los electrones de energía más alta decae en el hueco dejado por el primero emitiendo el exceso de energía en forma de rayos X.
Vale la pena comparar estas contribuciones:
Fuente | Dosis equivalente |
Radiografía de tórax | 100 μSv |
Vivir en un edificio de piedra, ladrillo u hormigón durante un año | 70 μSv |
Volar de Londres a Nueva York | 40 μSv |
Dosis natural de fondo, media diaria | 5 μSv |
Radiografía dental | 5 μSv |
Comer un plátano | 0,1 μSv |
Como se puede ver, incluso comer un plátano nos expone a una cierta dosis de radiación. La fuente principal de esto es el potasio, que en la naturaleza contiene 0,0117% del isótopo inestable 40K.
Cada forma de radiación electromagnética se caracteriza por una longitud de onda (λ) o de forma equivalente por una energía (E = hc/λ, donde h es la constante de Planck (h = 6,626×10-27 erg/s) y c la velocidad de la luz en el vacío (c = 2,9979·1010 cm/s).